El Roli

Por Andrea Moro.

El Roli nació un 14 de abril de 1954, en el barrio Fray José de la Quintana, en Corrientes. Su segundo hogar fue la canchita “El potrero” a unas dos cuadras de donde vivía. El Roli hacía las tareas del colegio rápido porque salía coyriendo a la canchita, como dice el coyrentino. Desde lejos ya se lo veía en la canchita, un chichón de piso con al remerita de Argentina, ese era el Roli.

En esa canchita dio su primer beso, a Chela, el 23 de julio de 1966, después de que Argentina perdió un partido contra Inglaterra, el vacío abismal se atemperó con ese romance, un poco.

El Roli organizaba todos los torneos del barrio, preparaba el tercer tiempo, cerraba la canchita. Su adolescencia fue una lucha contra su madre, quien a gritos le pedía que vuelva temprano. La madre lo tuvo que criar a solas, su padre murió cuando él tenía cinco años en un accidente automovilístico. Tenía muy pocos recuerdos de su padre. Los amigos más importantes del Roli eran sus amigos de futbol, con ellos compartía la pasión y un gran sentimiento de amistad.

Este es otro capítulo, la amistad en este país se caracterizaba por una fuerte alianza grupal, sostenida por encuentros frecuentes en los que siempre se comía carne. Los amigos juegan al futbol, y todo puede ser una pelota… una media, una botella de plástico, el punto era jugar al “fúbol”. Si alguno esta lastimado, juega igual. Los colegios en época de mundial, no se atreven a dar clases, y si hay alguno muy conservador, da clase pero transmite el partido de futbol durante la jornada. El cuerpo de un argentino estaba dotado de una vibración espiritual futbolera que no tiene explicación, los colores del cielo estaban tatuados en el corazón.

El Roli rifó toda la casa, vendió el reloj de la abuela, los sillones de pana de Cuqui, los ahorros para su futuro casamiento con Chela. Roli no podía respirar desde el día que se enteró que el mundial iba a tener sede en su país. Él iba a vender hasta sus órganos con tal de lograr irse a todos los partidos. Así que arrancó el plan para estar de forma presencial, en cuerpo vivo, en su primer mundial.

El día jueves 1 de junio de 1978 en el Estadio Monumental, el Roli se hizo presente. A las 13:30hs arrancó el espectáculo con miles de jóvenes argentinos realizando una gran demostración gimnástica. A los cincuenta y dos minutos y medio, terminó el show de presentación y sonó el himno nacional argentino, el Roli se secaba las lágrimas con su camiseta celeste y blanca. Al día siguiente tuvo lugar el primer partido, Argentina contra Hungría. Csapó de Hungría metió el primer gol a los 10 minutos, la hinchada argentina era tan fuerte, que parecía que los mismos gritos de la gente metieron los dos goles argentinos que dieron por concluir la victoria para la felicidad del Roli. El campeonato continuó su curso, y Argentina avanzaba paso a paso hasta llegar a la final.

El 25 de Junio, el Roli se preparaba para asistir a la final, Argentina contra Países Bajos. La cancha vibró, explotó y marcó de por vida una felicidad para el pueblo argentino, pero el Roli no llegó a la cancha. El Roli, no llegó.

El Roli se había levantado esa mañana muy, muy temprano. Salió a desayunar al café “El Federal” sobre Carlos Calvo 599. Tuvo la mala suerte de encontrarse con unos franceses que hablaban muy bien español, quienes lo invitaron a compartir la mesa. Ese día, a las 10:34 de la mañana, el Roli y cinco franceses, fueron secuestrados por operativos de Massera. Los cinco franceses, estuvieron en la lista de los 22 franceses desaparecidos durante el mundial en Argentina, lista presentada por el Comité de Boicot contra el Mundial de Fútbol en Argentina, presidido por el periodista francés François Geze. El Roli, hoy es un desaparecido. No llegó a la final… llegó a su final. Su familia y sus amigos no pudieron volver a sentir la pasión por el futbol después de ese día, porque para ellos, el futbol y el Roli eran una misma sensación.